Antes de caer en desgracia y terminar en la cárcel, Oscar Pistorius, el atleta amputado en las dos piernas, tuvo al TAS como gran aliado para alcanzar su ambiciosos objetivos deportivos. El sudafricano mantuvo una dura lucha legal con la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y recurrió al tribunal internacional con sede en Suiza, donde consiguió la autorización para competir en los Juegos Olímpicos de Pekín.
La IAAF había determinado que las prótesis que Pistorius usaba en reemplazo de sus piernas para participar en las carreras de atletismo le dan ventaja sobre sus rivales y le negó la posibilidad de participar en Pekín 2008 o en cualquier otra competición para deportistas aptos. El sudafricano apeló esa resolución ante al entender que no le concedían ventaja. Si bien el TAS falló a su favor y lo autorizó a participar de todas las competencias, finalmente no alcanzó la marca mínima para estar en Pekín 2008.
El plusmarquista mundial paralímpico de 100, 200 y 400 metros y medalla de oro en la prueba de 200 metros de los Juegos Paralímpicos de Atenas, tuvo su revancha cuatro años después. En los Juegos de Londres 2012 se convirtió en el primer atleta con doble amputación que logra estar en una cita olímpica y avanzó con facilidad a las semifinales.
La gloria no duró mucho. Al año siguiente, Pistorius fue condenado a 15 años de cárcel tras asesinar a su novia, en su casa de Pretoria, al dispararle cuatro veces a través de la puerta cerrada del baño.